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INESPERADAS CONEXIONES
Revelaciones sobre el origen de una mega potencia
Por Edmund Struggen
El archiconocido empresario y filántropo estadounidense Bill Gates (1955), accedió a dialogar con nosotros en un descanso de su atareado día.
Cofundador de la empresa de software Microsoft, productora del sistema operativo para computadoras personales más utilizado en el mundo, Microsoft Windows (según algunas estimaciones nueve de cada diez computadoras lo utilizan), Bill Gates está tercero en la lista anual de las mayores fortunas personales realizada por la revista Forbes, con bienes calculados alrededor de los 56.000 millones de dólares estadounidenses (2007).
Está casado con Melinda French, y ambos ostentan el liderazgo de la Fundación Bill y Melinda Gates, dedicada a reequilibrar oportunidades en salud y educación a nivel global, especialmente en las regiones menos favorecidas, razón por la cual han sido galardonados con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional 2006.
Hablando con tono apacible, Bill sonreía mientras el brillo de sus ojos se translucía a través de sus enormes gafas. Su vestimenta informal lo hacía verse como un hombre corriente, lejos de su imagen de saco y corbata con que habitualmente se lo asocia cuando se lo ve anunciando los últimos avances en tecnología informática.
Fue así que comenzó nuestro diálogo.
¿Piensa que hay una fórmula para el éxito?
No lo creo, tienes que trabajar duro, siempre ha sido así. Una cuota de entusiasmo, y tu capacidad para arriesgar hará el resto.
Aquí en América todo es posible.
Tal vez lo haya dicho hasta el cansancio pero no puedo vencer la tentación de preguntarle ¿Cómo comenzó todo?
Oh, sí!. Creo que es una historia conocida pero si quieres puedo sorprenderte con algo que nunca he contado.
¿Nunca, a nadie? Me interesa.
A nadie. Tiene que ver con el comienzo, al poco tiempo de conocer a Melinda, creo que fue el punto de partida de todo este imperio, (me gusta llamarlo así).
Se trata de la inspiración inicial. Cuando estaba luchando por conseguir la primer licencia, después de obtener el sistema operativo. Tú sabes, el contrato con IBM. Necesitaba un nombre, una marca y aunque no lo creas fue allí que se me cruzó en el camino Marcel Duchamp.
¿El artista francés?
Exacto, digo se me cruzó en sentido figurado, pues había fallecido en 1968. Hasta 1974 nunca había oído hablar de él.
Pero en realidad fue Melinda la que me introdujo en el universo de Duchamp y fue la asociación de su apellido con el sentido literal de esa obra de la ventana verde la que me llamó la atención por primera vez.
Al parecer Duchamp encontró un juego de sonoridad interesante en la homofonía entre Ventana Francesa y Viuda Alegre .
Melinda había tenido contacto con la producción de Duchamp en su primer viaje a Europa. Pero él tenía una trayectoria en New York. En 1955 se nacionalizó americano y es esta elección de su vida la que me interesó, los Ready-Made, la apropiación por parte del artista de objetos cotidianos tratados como obras de arte.
¿Y esto a qué lo llevó?
No recuerdo bien algunos detalles, pero de pronto me encontré discutiendo con mi equipo sobre aquella ventana de Duchamp y la coincidencia con el apellido de Melinda. Y tenía delante de mis ojos la marca que estaba buscando para mi producto.
Los paneles de cuero negro reemplazando los vidrios en aquella ventana, justificaron la pantalla negra donde las letras de mi Windows brillaban.
La Ventana Francesa se apoderó de mi proyecto y fue creciendo con él, transformándose en lo que es hoy la imagen de mi marca.
Increíble...
Todo el mundo contemporáneo está influenciado por Duchamp, diría que a veces esa influencia llega a extremos que como bien dices tú, son increíbles.
A veces me sorprendo pensando en que a partir de nuestra intervención, por ejemplo, Irak también puede pensarse como un object trouvé, (risas) concepto que sin Duchamp no tendríamos en la historia de la humanidad.
De alguna manera todos lloramos y homenajeamos a Duchamp, tal vez le debemos mucho, podemos pensar que todos nosotros somos sus viudas.
¿Viudas?
Duchamp ha muerto, yo poseo varias de sus obras que he adquirido en varias oportunidades en París y NY... Bueno, todo esto fue una gran confidencia; espero que